La evolución tecnológica ha ocasionado la difusión masiva de ciertos conceptos que hace 20 años eran exclusivos de expertos en la materia.

Uno de ellos es el de inteligencia artificial (IA), un término que ahora reconocemos de forma muy común, pero que no deja de ser tan complejo como ambiguo.

En la práctica, la IA es la capacidad de las máquinas de generar acciones que replican un proceso cognitivo, desde el aprendizaje hasta la posibilidad de dar soluciones en asuntos específicos.

La IA está presente en muchos aspectos de nuestra vida y señalaremos algunos ejemplos solo para estar a tono con este concepto:

• Al abrir nuestra sesión en Netflix, el menú de contenidos y sugerencias que se muestra es resultado de nuestra interacción con la plataforma: nuestra cuenta personal conoce nuestras preferencias y, con base en ello, se dedica a generar, actualizar y recomendar, de forma automatizada, nuevos contenidos para ver. Lo mismo pasa con otras plataformas como Spotify, Apple Music o Amazon Prime.
• Los asistentes virtuales como Alexa (Amazon) o Siri (iPhone) son dos emblemas del desarrollo de la IA. Estas herramientas ayudan a generar búsquedas en Internet y también cumplen con funciones que facilitan la vida de las personas: programan tareas en el hogar, pueden generar un pedido en una app de comida, “leen” las noticias y son capaces de llevar puntualmente tu agenda del día.

Esos son solo dos ejemplos de cómo la IA está cambiando nuestra forma de entretenernos, por un lado, o de interactuar con el Internet, por el otro.

Para llegar a este grado de avance, los desarrolladores de estas tecnologías han trabajado en perfeccionar la inteligencia artificial a tal grado que hoy la relación que tenemos con el mundo hiperconectado lo hace parecer sencillo y cotidiano.

De ahí la necesidad de adaptar las nuevas tecnologías al entorno productivo –si la tecnología puede resolver problemas tan sencillos como operar de forma remota un electrodoméstico, no debemos perder de vista lo que puede hacer por generar soluciones para cualquier tipo de industria.

Estos son solo ejemplos de la inteligencia artificial aplicada a algunos de los rubros productivos de mayor relevancia:

• El sistema bancario
  Además de la banca digital y de una atención a clientes automatizada por medio de chatbots, la IA aplicada a este sector ayuda a reducir los tiempos de respuesta de los créditos, genera una flexibilidad de productos bancarios de acuerdo con las necesidades específicas de cada cliente, estudia los riesgos por ciberataques y reduce el uso de efectivo, proponiendo sistemas que amplíen las formas de pago para los usuarios, como pagar mediante un mensaje de WhatsApp o por medio de un código QR, por ejemplo.

• La manufactura
  Los sistemas avanzados de IA en la manufactura ayudan de diferentes formas: automatizan el trabajo, escalando rápidamente la producción; disminuyen la posibilidad de errores en la etapa de anteproyecto, solucionando problemas y optimizando las horas de trabajo; identifican en tiempo real cualquier error y permiten corregir en el momento. Asimismo, al tener un mejor control de las materias primas necesarias, disminuye el número de residuos o material desperdiciado.

• La agricultura
  Aunque es difícil de creer, la inteligencia artificial es una de las armas más valiosas que tiene la agricultura para los próximos años.
  Un ejemplo son los sistemas computarizados que identifican una serie de variables, como podría ser clima, estado del campo, producto que se siembra, entre otras, para determinar en qué momento echar a andar las máquinas de riego automatizadas, la cantidad de agua necesaria y frecuencia de la tarea, así como cualquier otro recurso que requiera la siembra para obtener los mejores resultados.

• Transporte y logística
  A través del Big Data y el machine learning, la industria del transporte y logística podría mejorar de muchas formas: estableciendo las mejores rutas y horarios para el tráfico y propósito de las entregas; generar análisis en tiempo real de las unidades para potencializar su rendimiento, y con ello optimizar la seguridad y el trabajo de los colaboradores.

• Industria inmobiliaria
  La inteligencia artificial ha abierto la puerta de todo un sector de la industria inmobiliaria, pues esta ha sido un tanto evasiva a la tecnología en años pasados. Hoy es posible crear proyectos que agilicen trámites, estudien y otorguen créditos hipotecarios en tiempo récord e incluso que identifiquen el perfil y las necesidades de los compradores para hacer un match perfecto con la propiedad ideal para cada usuario.
  
  

La inteligencia artificial comprende múltiples tecnologías que están en constante evolución, así como soluciones que pueden mejorarse de acuerdo con las necesidades de cada proyecto. La pregunta no es si la tecnología puede ayudar a los negocios, sino cómo aprovechar sus posibilidades casi ilimitadas.