La banca del futuro jugará un rol sustantivo con las alianzas tecnológicas que la acompañen en estos tiempos de transformación. Para la consultora global Deloitte, de aquí a 2030 los bancos vivirán una evolución nunca vista; necesitarán incorporar con mucha agilidad tecnología emergente y ser flexibles para adaptarse a los nuevos retos de negocio colocando al consumidor en el centro de cada estrategia.
El acelerado desarrollo del sector financiero y particularmente de la banca, exigirán estrategias innovadoras de incorporación y aprovechamiento de los recursos digitales más allá de las plataformas omnicanal de atención a clientes, que han venido a revolucionar el panorama de la banca comercial, del uso de facilidades como la realidad aumentada e incluso de las aplicaciones de inteligencia artificial. Para ello se apoyarán en expertos no solo en el desarrollo de equipo y software, o de plataformas, aplicaciones e integración, sino en auténticos estrategas con capacidad de entender cada negocio y dimensionarlo en prospectiva con posibilidades todavía insospechadas de aportación de valor a sus clientes.
Hoy sabemos que los bancos identifican las preferencias del consumidor desde los canales de comunicación digital, en los que se centra el manejo de datos que brindan los usuarios. Contar con óptima asistencia virtual resulta clave en la experiencia del usuario para la toma de decisiones inteligentes en inversión y ahorro.
Así los actuales retos para la industria bancaria, requieren incorporar procesos digitales de vanguardia para mejorar la experiencia con nuevos niveles de asistencia personalizada y estrategias a medida que permitan a los centros financieros una presencia cercana y empática con el consumidor.
Una parte de los elementos clave en esta acelerada transformación digital son ocho líneas estratégicas: ciberseguridad, integridad de datos y analítica, tecnologías emergentes, la sociedad digital, agilidad empresarial, el modelo de trabajo a futuro, la monetización de la información y la orquestación del ecosistema.
Reconocemos que la tecnología digital es el centro de la banca a futuro, con ventajas y oportunidades que como consumidores apenas vislumbramos. La disrupción global por la pandemia del Covid-19 ha permitido experimentar por primera vez una intensa combinación de educación a distancia, teletrabajo, consumo por Internet y otros aspectos de la sociedad digital, por lo que tal vez el 2030 llegue antes. Es prioritario estar preparados.
Imaginemos la vida digital del futuro en un mundo interconectado, con alta velocidad, provistos de tecnologías como la 5G, y con bancos radicalmente distintos a como eran hace apenas 15 años, y muy diferentes a lo que son hoy, en permanente evolución.
En estos tiempos la necesidad de trasladarse se redujo al mínimo, los datos somos nosotros, capaces de generar y consumir datos interconectados todo el tiempo. Estos datos tienen un valor y los brokers de datos son tan relevantes en el mercado, como las empresas que diariamente proveen lo que los dispositivos inteligentes piden a los hogares. Las energías renovables regulan el mercado de las utilities y las comodities ¿fantasía? no del todo, como sociedad en constante transformación hemos vivido muchas de estas experiencias
En el futuro inmediato la banca dará mayor valor a la información de las empresas. Y por su parte las empresas dependerán cada vez más de un manejo óptimo de su información para generar valor, ya sea como datos sencillos, como un nombre, o colecciones de datos que agrupan y revelan la estrategia de negocio.